ya no hay mancha que compita con lo oscuro
cuando lo negro es tan negro que encandila
(en la esperanza de la intersección)
después de tantos ensayos
uno elige sus butacas
invita a su público más fiel
y busca la expansión
(el estiramiento de lo intermitente)
el límite de lo ontológico augura un parto
exhuda el deseo del foco
entonces improvisa
ve solamente la ovación del disfrute
en un propio punto cardinal
ahora es epicentro
descubre
(el placer de los intervalos)
se impregna de su olor
y no se baña
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